SPAGUETTI DE MAR Y MONTE

De nuevo me desafío a mí mismo. Me niego a hacer compra e intento averiguar hasta dónde se puede llegar aprovechando el fondo de despensa. Supongo que todo tendrá un límite, pero intento retrasarlo al máximo.
Ingredientes de fondo de despensa:
- Spaguetti.
- Bolsa de gambas peladas congeladas.
- Un trozo de puerro.
- Un trozo de pimiento verde.
- Dos ajos.
- Botellas abiertas de vino blanco y Canasta cream.
- Leche.
- Perrechicos deshidratados.
- Especias.
- Sobras de caldo de pescado congelado.
- Sobras de tomate frito.
Hago un sofrito con el puerro, el pimiento verde y el ajo. Añado las gambas congeladas a fuego fuerte, en parte por el placer de escuchar su rugido en la sartén. Sigo añadiendo los perrechicos (en el valle de Hecho están tan codiciados que el secreto de su localización corre de boca en boca sólo entre familias ribereñas, también llamado Calocybe Gambosa), y especias "para pescado" (que me vendió una vez un francés en Pau y ni siquiera he leído su contenido). Remojo con una chorradita de Canasta dulce y otra de vino blanco de mesa. Reduzco, pero no mucho, junto con cucharadita de tomate frito.
El verdadero truco de la pasta es su salteado en la sartén junto a su condimento. En España tenemos la santa manía de servir la pasta sóla y poner encima la salsa para que cada uno la remueva en su plato.
El salteado amalgama los sabores y si es lo suficientemente fluído como el que he hecho, permite su absorción a la pasta y un posterior reposado en la sartén. Aunque la salsa parezca muy líquida en un primer momento (aunque una reducción parcial no está de más), el conjunto irá fraguando a base de golpes de sartén.
Tengo que decir que han sido una delicia para una noche en que mis opciones antes de pararme a pensar eran cenar un vaso de leche con Frosties, nachos y pipas.